Tras la participación de tres voluntarios en el megaincendio que afectó a la Región de Valparaíso, Bomberos de Chile impulsa una profunda reforma institucional. El plan incluye un examen psicológico, una nueva malla curricular con enfoque ético y un diplomado para líderes, para prevenir conductas que comprometan la credibilidad de la institución.
La detención de voluntarios de Bomberos por su presunta responsabilidad en el megaincendio que arrasó sectores de Viña del Mar, Valparaíso, Quilpué y Villa Alemana en 2024, marcó un traumático antes y un después para la institución. En respuesta, la Junta Nacional de Cuerpos de Bomberos activó un plan de modernización que busca fortalecer los filtros de ingreso, actualizar la formación académica y reforzar la ética institucional de sus integrantes.
Uno de los ejes principales de esta transformación es el establecimiento de un examen psicológico obligatorio para los nuevos postulantes. El presidente nacional de Bomberos, Juan Carlos Field, explica que la iniciativa se presentará en abril como parte de una propuesta de ley, y que la institución está disponible para que dicha evaluación sea realizada por psiquiatras, psicólogos y universidades. “Tenemos que actualizarnos y, bajo esta modernización, incorporar el tema psicológico, el consumo de drogas y la salud en general como parte del proceso de ingreso”, señala Field a La Tercera.
Además del examen, la institución elaboró un manual de reclutamiento y selección de 70 páginas, un formulario de ingreso que aclara que se trata de un servicio no remunerado y establece requisitos claros, y un modelo de informe psicológico que deberá ser completado por un profesional de la salud mental.
La actualización de la malla curricular de la Academia Nacional de Bomberos, en vigor desde el 1 de enero de este año, establece tres niveles de formación: bombero inicial, operativo y profesional. Según Field, alcanzar el nivel profesional puede tardar cerca de diez años e implica más de 2 mil horas de formación. “Ingresar a Bomberos hoy requiere un compromiso a largo plazo. La idea es que desde el primer momento exista una formación en valores y estándares éticos que acompañe la carrera del voluntario”, indica.
Dentro de estos cambios, se incluyó también la enseñanza de ética bomberil. La formación en este ámbito no solo estará destinada a nuevos voluntarios, sino también a los líderes de compañía, quienes deberán cursar un diplomado especialmente diseñado para abordar temas como la responsabilidad jurídica, el uso adecuado de recursos, la gestión del riesgo y la prevención de conductas discriminatorias. Este diplomado, elaborado junto a la Universidad San Sebastián, ya tuvo su primera edición en marzo, con más de 560 inscritos, y la meta ahora es que 120 de ellos se transformen en instructores capaces de replicar lo aprendido a lo largo del país.
Para Field, este programa es clave para evitar futuras crisis. “Este primer diplomado busca formar en las conductas necesarias, en cómo resistir ciertas tentaciones. Nunca habíamos tenido una instancia como esta para prevenir este tipo de problemas”, plantea. A pesar de los esfuerzos, Field reconoce que no existe un sistema completamente infalible. “No podemos asegurar que el examen psicológico sea 100% efectivo, siempre puede fallar, pero es una herramienta necesaria”.
A eso agrega que, “Bomberos es la institución más querida de la República y tenemos que cuidar ese prestigio. No porque tres personas hayan cometido faltas se debe poner en duda la labor de todo un cuerpo”. En paralelo a las reformas internas, Bomberos de Chile continúa buscando formas de financiamiento sostenido. Aunque reconocen avances gracias al respaldo del gobierno y del Congreso, como la ley de acreencias bancarias que comenzó a implementarse el año pasado, Field afirma que los recursos “nunca son suficientes”.
Es por esto que mantienen activa la campaña SOAP Bomberos, que permite a los ciudadanos colaborar directamente con una compañía de su elección al comprar el seguro obligatorio de accidentes. Desde 2018, el sistema ha recaudado más de $ 1.500 millones, y sólo este año ya suma más de $ 177 millones. La meta para 2025 es ambiciosa: alcanzar los mil millones de pesos. “Somos una institución de 1970 como Junta Coordinadora, que agrupa a 314 cuerpos y más de 1.260 compañías con 57 mil voluntarios. Esa magnitud exige que trabajemos con estándares claros, formación continua y también con transparencia financiera. En eso estamos”, concluye Field.
Fuente: La Tercera.