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Lo más común en protección contra incendio

Lo más común en protección contra incendio


Todo indica que la ingeniería contra incendio sufre en todos los países los mismos padecimientos.

Aquellos que tenemos la gratificante experiencia de ejercer esta profesión, periódicamente nos reunimos en congresos, foros o comisiones de trabajo, y en ello hemos notado que los temas que generan más comentarios no son, como pudiera pensarse, los que plantean aspectos técnicos o de importancia normativa, sino los que se refieren a los obstáculos que debemos afrontar cotidianamente para prevenir pérdidas de vidas y bienes.

De todas las profesiones, la ingeniería contra incendio parece estar condenada a ser el último orejón del tarro, hasta el punto que cualquier persona con un mínimo de conocimientos técnicos, y a veces sin siquiera de esto, opine al respecto.

Lamentablemente, el problema es aún más profundo, simplemente se ignora el tema aun cuando los profesionales en seguridad lo manifiesten. Y la condición se agrava cuando encontramos que quienes sustentan este pensamiento muchas veces son los propietarios de los bienes a proteger o los directores del proyecto que ha de protegerse.

Aquí nunca hay incendios

Otro obstáculo que debemos sobrellevar es la realidad de que el incendio es un hecho poco frecuente y, por lo tanto, es percibido como un riesgo tolerable. Esta forma de pensar olvida que la importancia de un riesgo es el producto entre su frecuencia y el daño que produce, por lo que, aun con una frecuencia reducida, el enorme valor que debemos asignarle a los daños hacia las personas y las propiedades, tanto directos como indirectos, conduce a que la magnitud final del riesgo justifique plenamente los esfuerzos de protección, anulando la de por sí reducida validez del comentario tantas veces escuchado: “nunca tuvimos un incendio”. Generalmente la ausencia de un incendio previo es la obvia razón de la continuidad de la existencia de la organización o planta industrial.

No es necesario cumplir con las normas

Existiendo reglamentaciones claras, compañías de seguros y normas con el grado de detalle que presentan las IRAM y NFPA, nos queda preguntarnos cómo es posible que alguien pase por alto el trabajo que implica no cumplir con sus requisitos. Por lo general, adjudicamos rápidamente la causa del incumplimiento a razones económicas, para reducir costos. Sin detenernos a discutir el error que supone pensar que apartarse de las normas es un modo de ahorro, la verdadera razón de esta separación de las exigencias normativas es el desconocimiento. Sin duda, la ignorancia y no la pereza, es la madre de todos los vicios…

Creemos que las causas principales de los problemas que afectan a la protección contra incendios es la relacionada con la percepción del tema por la generalidad de las personas, la falta de identidad que sufre la protección contra incendio. Detengamos a alguien y haciéndole saber que trabajamos “en protección contra incendio” preguntémosle cuál es nuestra actividad específica. Nos encontraremos con personas que dirán que somos bomberos, que vendemos extintores, que trabajamos en un laboratorio de ensayo de materiales, que diseñamos sistemas de detección y extinción, que aplicamos revestimientos ignifugantes, que definimos los medios de salida, que entrenamos brigadas de emergencia industriales, que vendemos seguros contra incendio.

La falta de concientización es evidente.

Nos queda el objetivo ineludible de luchar contra la ignorancia, incluso la de los organismos de control en todos sus niveles.


Ofic. Ing. Eduardo Javier Granda
Soc. Bomberos Voluntarios Pilar (B)
Especialista certificado CEPI, NFPA.



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